Pero la confianza se rompe, especialmente entre los vecinos de las comunidades marginadas y las instituciones que tienen el poder de tomar decisiones sobre nuestras vidas. La ruptura de la confianza es un reto, y una oportunidad, para los que hacen el trabajo de compromiso con la comunidad.
Uno de los objetivos de la etapa de conexión es desarrollar la confianza entre los vecinos y un sentido de eficacia colectiva, o la capacidad de trabajar juntos hacia un objetivo común. Durante esta etapa, los organizadores de la comunidad se convierten en una presencia constante y fiable en la vida de las personas. Se organizan de manera que los vecinos del comité directivo y de los grupos de trabajo estén más unidos. Y preparan a los vecinos para tomar decisiones colectivas sobre los problemas que han identificado en su comunidad.
Un principio central de nuestro modelo de participación comunitaria es que las personas directamente afectadas por los problemas deben ser dueñas de las soluciones. En esta etapa, describimos nuestro enfoque de la participación, que hace que los vecinos pasen de la implicación (es decir, la participación en una encuesta) a la apropiación (es decir, la toma de decisiones sobre su comunidad). La implicación de la comunidad implica también a los aliados y a los principales responsables de la toma de decisiones: personas que deciden cosas, normalmente desde una posición de poder dentro de una organización o institución. En esta etapa, describimos cómo identificar a los aliados y a los principales responsables de la toma de decisiones y cómo crear redes estratégicas de personas que puedan comprometerse con los vecinos para hacer realidad su visión de la comunidad.